03 junio 2007

Comunicado de la Asociación Antarkos - Junio 2007

COMUNICADO DE LA ASOCIACIÓN CIVIL
“ANTARKOS-Apoyamos a Uruguay en la Antártida”
JUNIO DE 2007

"INSTITUTO DE PESCA Nº1". 91 AÑOS DE UNA GESTA DE URUGUAYOS.
“Imponer a la dura impenetrabilidad de los témpanos la tenacidad perseverante de nuestra sangre”. Teniente de Navío Ruperto Elichiribehety

Desde 1914, el experimentado irlandés en incursionar en la Antártida Sir Ernest Shackleton, preparaba una importante exploración polar planificada de forma que el primer paso sería desembarcar seis hombres con trineos y perros en la Tierra del Príncipe Luitpold, extremo meridional del Mar de Weddell; a la vez, otra nave iría por el Mar de Ross hasta el Estrecho de McMurdo llevando a bordo un grupo que establecería depósitos de víveres en una línea que uniese el punto de desembarco con el Polo Sur. El primer grupo avanzaría en los trineos hasta el Polo Sur sirviéndose de las provisiones que transportaban; luego irían de depósito en depósito hasta el Estrecho de McMurdo.
Para ello eligieron las naves “Aurora” para ir al Mar de Ross y el “Endurance” con Shackleton para navegar al Weddell y desde allí al Polo por el continente.
Los hielos no se abrieron como se esperaba y el 24 de enero de 1915 el “Endurance” ya no volvería a cortar las olas; un mes más tarde se acondicionaron adecuadamente los hombres y los equipos para pasar la invernada entre los hielos. Cazaron focas, se arriaron los botes salvavidas, trineos, perros, víveres y todo el equipo. El buque se abandonó el 27 de octubre, ya amenazado a ser triturado por los hielos; fue en latitud 69º 05’ sur y longitud 51º 30’ oeste, punto totalmente alejado de cualquier atisbo de civilización. Estaban a unos 1.100 km. al sur de las Islas Orcadas y como a 2.100 km. al sur de la Georgias del Sur donde había una estación ballenera. Caminar sobre la masa de hielo no permitía un avance mayor a 3,5 km. al día, por lo que la tripulación se dejó llevar a la deriva, suponiendo un desplazamiento norte o noroeste hacia la Península de Palmer. Los cálculos resultaron erróneos y este punto de tierra quedó atrás al igual que la Isla Paule. La situación de los tripulantes se agravaba día a día y la desesperación aumentaba, por lo que se decidió largar los botes al agua; pero el enorme bloque de hielo nunca se quebró para poder lograrlo. Recién el 9 de marzo de 1916 se notaron los primeros efectos de la marejada indicando mar abierto; pero la esperanza se vio reemplazada por otro temor: el hielo comenzaría a quebrarse formando grandes témpanos aumentando el peligro de caer en una grieta, o separar en diferentes grupos a los miembros del campamento. El 7 de abril echaron los botes al agua y buscaron llegar a la Isla Elefante o a la Rey Jorge/25 de Mayo. Llegaron a Elefante a mediados de abril y allí instalaron el primer asentamiento de los hombres de Shackleton. Una semana después Sir Ernest y seis hombres partieron, en una ballenera reforzada para un largo viaje, buscando o Cabo de Hornos, o Malvinas o Georgias. Luego de una azarosa navegación de 16 días arribaron a la costa oeste de Georgias del Sur, cruzaron la montaña de la isla y llegaron a la factoría ballenera noruega de Grytviken. Tres hombres se quedaron esperando regresar a Europa, mientras Shackleton, el Capitán Worsley y el Segundo Oficial Crean embarcaron en el ballenero “Southern Sky” rumbo a Isla Elefante. Los hielos no le permitieron llegar y la falta de carbón les obligó a dirigirse a Islas Malvinas. Una vez en Port Stanley relataron sus aventuras, las que telegrafiadas a todo el mundo tuvieron diferentes repercusiones. Nuestra prensa titulaba el 1º de junio: “El famoso explorador Teniente Shackleton está sano y salvo en las Malvinas, que como se sabe es muy cerca de Montevideo”.
La Fuerza Naval inglesa no destacó ninguna nave para rescatar a los náufragos; la situación bélica y la apreciación de que los relatos eran fantasiosos, irreales, explicaría el hecho.
En Uruguay el asombro por la reaparición de Shackleton y su tripulación fue enorme; inmediatamente éste se convirtió en buena disposición para hacer lo necesario.
Nuestro gobierno fue el único que respondió oficialmente al pedido de auxilio de Shackleton, para lo cual se preparó el buque “Instituto de Pesca Nº 1”. El Teniente de Navío Ruperto Elichiribehety Arhancet, nacido en Montevideo el 27 de marzo de 1888, fue designado Jefe de la Expedición Nacional al Sur. La oficialidad que lo acompañó estaba compuesta por el Alférez de Navío Arnoldo Pedro Camps Molina nacido en Rivera en abril de 1884, el Alférez de Navío Juan José Sanmartín salteño de 24 años, el Jefe de Máquinas Alférez de Navío Ramón Folch Bonafont y el Alférez de Navío Héctor Castells Carafí oriundo de Barcelona. A ellos se les unió el Teniente de Navío George E. Ryan de la reserva de la Armada Británica, a solicitud del representante diplomático inglés en Montevideo.
El 6 de junio el buque pesquero atracó en la dársena 2 de nuestro puerto; los Ministros de Guerra Sr. Sánchez y de Industria Dr. Amézaga, se repartieron los preparativos de acuerdo a las competencias de sus carteras. Se instaló abordo un transmisor telegráfico de 200 millas de alcance; las cámaras de frío del pescado se transformaron en alojamientos; se instaló un sistema de calefacción; se proporcionaron carabinas Mauser y se instaló un cañón de tiro rápido para disparar sobre los hielos para abrirse paso; el casco fue reacondicionado y reforzado por soldadores compatriotas (uno de ellos fue el padre del Dr. Bartolomé Ángel Grillo, consocio de ANTARKOS), la agencia marítima Christophersen, experimentada en despachar buques al sur, proporcionó la mayor parte de las 250 toneladas de provisiones para tres meses.
La heroica gesta comenzó en el depósito 10, donde se congregó gran cantidad de público para despedir a aquellos que quizás no volverían.
Al anochecer fondeó en Isla de Flores para recibir parte del equipo sanitario faltante y de inmediato puso rumbo sur.
El 16 de junio llegaron a las Islas Malvinas y en puerto aguardaba sir Ernest Shackleton quien embarcó y mostró gran satisfacción por cómo se había preparado el buque.
El buque permaneció un par de días en la isla. Shackleton insistió en dejar tripulación para no arriesgar tantas vidas, pero recibió la negativa de todos. Dijo: “salimos hoy para una expedición muy difícil. Los acompañaré ya que van en auxilio de mis camaradas, pero debo advertir a todos, oficiales y tripulantes, que hay un noventa por ciento de posibilidades de que no regresemos jamás. Conozco los peligros del polo; la persona que quiera quedarse en tierra puede hacerlo”.
Ya en navegación, el Padre Migone, compatriota que llevaba algún tiempo afincado en Malvinas, les telegrafió. “Mucho agradezco saludos y los felicito porque sean ustedes los que lleven por primera vez la bandera uruguaya en viaje al sur, en misión humanitaria. Nuestra Señora y Patrona Stella Maris los devolverá a puerto sanos y salvos.”
Así llegó el 21 de junio, día en que se inicia el invierno austral y los hielos antárticos recibían por primera vez a un vapor de casco metálico navegando en esas latitudes. Pronto se divisaron las elevaciones de la Isla Elefante y la consigna fue “avanzar, siempre avanzar”. Pero los hielos formaban un cinturón alrededor de tierra firme, compacto, irregular, agrietado, insalvable, de 20 millas de ancho.
Se navegó sin éxito buscando una entrada, pero los hielos se pegaban al costado metálico pareciendo querer atraparlo para siempre. El cerco se fue estrechando y la experiencia de Shackleton le señalaba que había que dar marcha atrás; pero Elichiribehety no quiere medir el peligro y el honor le impulsó a seguir. Veintidós hombres esperaban ser rescatados en la isla y ya llevaban dos años lejos de casa.
Cuando el explorador se opuso totalmente a seguir adelante, el Comandante uruguayo llamó a consejo de oficiales ante los que presentó un documento redactado por Shackleton, en el que se explicaban las razones para regresar salvaguardando el honor de los uruguayos.
Redactado en español en el original y refrendado por unos párrafos en inglés:
“En navegación y latitud 60º 42’ sur y longitud 54º 46’ oeste, el abajo firmante declara para salvaguarda del honor y responsabilidad del Sr. Comandante del vapor Instituto de Pesca Nº 1, Teniente de Navío Ruperto Elichiribehety y Sres. Oficiales Alférez de Navío don Arnoldo Camps, don Héctor Castells y don Juan J. Sanmartín y tripulación, que al pretender acercarse a la Isla del Elefante, hubo que desistir debido a que la cantidad de témpanos existentes que rodeaban lo hacían no tan solo imposible sino de peligro inminente, razón por la cual el que suscribe insistió ante el Comandante en alejarse inmediatamente de aquellas proximidades, por cuanto se corría el riesgo de quedar aprisionados por los hielos y perecer indefectiblemente sin haber logrado llevar a los náufragos ni un solo auxilio.
Hace constar el abajo firmante que el Sr. Elichiribehety y Sres. Oficiales insistieron repetidas veces en que el salvataje se llevara a efecto por todos los medios, aún a riesgo de permanecer aprisionados por los hielos, ya en una forma ya en otra, con tal de cumplir la elevada misión de su gobierno. Pero, las circunstancias apuntadas anteriormente no permitieron acercarnos con el barco más que a veinte millas del punto más favorable para realizar el salvataje, lo que determinó al firmante –perfecto conocedor de estas regiones- a oponerse ante tan noble empeño que a nada práctico conduciría pero que habla muy alto a favor del Sr. Comandante y Oficiales del vapor Instituto de Pesca Nº 1, perteneciente a la República Oriental del Uruguay. Y esta oposición está fundada además en las circunstancias de que el barco no es lo suficientemente fuerte para someterlo a la presión de los témpanos, entre los cuales abundaban los de grandes dimensiones”. E.H.SHACKLETON; COMMANDER ANTARTIC EXPEDITION.
“The above document to which I have attached my signature is I understand an statement of the reason for the failure to rescue the members of my Expedition on Elephant Island and also contains the statement that the Commander of the vessel and his Officers were willing and ansious to continue their efforts but that my experience showed that such a course was impractible, I have pleasure in signing this statement which is correct in all particulars, and to express my gratitude to the Commander and his Officers and crew”. E.H.SHACKLETON
Extrañamente, el mismo Shackleton escribió tres años más tarde en su obra SOUTH, que el “Instituto de Pesca Nº 1” volvió por falta de carbón a bordo.
El último acto del vapor fue disparar cañonazos con la esperanza de que al otro lado de la isla los náufragos oyeran.
Al poner proa a Malvinas las condiciones climáticas habían empeorado; témpanos de unos 20 metros les rodeaban y se cerraban sobre el buque con amenaza de hundimiento; la banquisa llegaba a 60 millas de ancho. Arreció el temporal, pero no obstante ello y algunas averías provocadas por las bajas temperaturas y por lo hielos, llegaron a las islas el 25 de junio en la mañana.
Elichiribehety y sus Oficiales comprendieron que pese a todos los agradecimientos y esfuerzo realizado, Shackleton entendía que el buque no era apropiado para sus fines y no se volvió a insistir sobre el tema. Éste había telegrafiado a un diario inglés “el salvamento de mis compañeros sólo es posible empleando un vapor de madera o buque rompehielos.”
Shackleton embarcó hacia Punta Arenas en el vapor chileno “Orita” y el Ministerio de Guerra ordenó a Elichiribehety regresar a Montevideo.
Con la goleta lobera “Emma”, Shackleton preparó otra expedición de rescate que regresó tres semanas después sin éxito. Los ingleses habían logrado la autorización para enviar al “Discovery”, el cual partiría el 1º de agosto de ese 1916. El gobierno chileno, al ver el fracaso de la “Emma”, despachó un escampavía acondicionado, el “Yelcho”, a cargo del Piloto Luis Pardo Villalón acompañado por el desilusionado Shackleton. Finalmente llegaron a Isla Elefante el 30 de agosto, rescataron a los náufragos y a sus estudios científicos, regresando a Punta Arenas “luego de dos años sin bañarse y un año y medio sin cambiarse de ropa”. Sin estar comprobado, se asegura que al ser rescatados les quedaban medias raciones para cuatro días.
El 6 de octubre, camino a casa, Shackleton y ocho miembros de la expedición pasaron por Montevideo siendo recibidos por el Presidente Viera.

Del libro “PARALELO 62º, por la Licenciada Ana María de Salvo, Montevideo, 1998.